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¡Leven anclas!
barquita al agua,
a juguetear
con la marejada,
al timón
del cascarón,
ese marinero altivo
-como no hay dos-...
surcando raudo
hacia el horizonte,
en busca
de la noche...
sobre el plateado,
hacia los rojos,
amarillos y naranjas...
“en picada”
y va tornando
de piel dorada,
y los azules
y los malvas
se apoderan
de la luz
y se adormecen.
Es cuando
la Diosa despierta
y se da su paseo
celestial.
Y la barquita
sintiéndose protegida,
duerme y descansa
-hasta mañana-.
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NUNCA HE RECIBIDO A LA LUNA, EN UN ATARDECER EN UNA BARQUITA !ME GUSTARIA! .
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viernes, 23 de enero de 2009
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♥
ResponderEliminarQuerido Javier, me gusta este poema, es de una belleza plástica que dan deseos de pintar una marina con una barquita llegando a la playa al atardecer.
Me gusta el ritmo que le has imprimido.
Un bes♥