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Honorable maestro...
¿cuál será nuestro destino?.
- ¡Ay! pequeño saltamontes...
lo escribimos
día a día
nosotros mismos,
y el azar
se encarga, de darle
un poquito de sal
y de ritmo.
La naturaleza es sabia
y todo está en su sitio,
somos los únicos
que podemos provocar...
el caos, -el desequilibrio-.
-Ojo al dato-...
¡cuidado!.
¿Y... qué me dices del Amor?.
- Que no genere confusión
¡hijo!
que no genere confusión...
con la necesidad
de compañía,
... ni la estabilidad;
ni los enamoramientos
y no sé... qué cuentos.
¡Ay! Amor
-Sentir Supremo-
“Musa de las Artes”
que haces
gozar lo Inmenso,
...lo Bueno,
...lo Bello;
y permites regalar...
sin esperar –nada-.
¿Y de la muerte?.
- Prepararos dignamente
para lo inevitable
y esperar;
después,
ni se sabe...
¡ní falta que hace!.
¿Y los miedos... maestro?
¡y los miedos!
- Nada más se teme
a lo desconocido;
vive, aprende...
-ya verás-
como desaparecen...
-sin dejar rastro-
como desaparece en el aire,
el humo... de un cigarro.
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Publicado el lunes 12 de marzo de 2007
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Aquí hago referencia a una serie de tv hace años -kung-fu- en un monasterio de lamas, en el cual había un sabio maestro (ciego) y un jovencito principiante (kung-fu -el pequeño saltamontes-) entonces cuando le preguntaba algo el joven, siempre se dirigía a él -como honorable maestro- y él al joven -como pequeño saltamontes. Y el joven preguntaba y preguntaba y el maestro respondía.
Aquí me voy haciendo unas preguntas y me las respondo yo mismo.
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viernes, 16 de enero de 2009
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