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Pastillero, me decían...
-y no por gusto-,
me meto
ocho pastillas al día.
Y todo porque
desde hace un tiempo,
tengo
la brújula perdida.
-Eso del equilibrio-
lo tengo jodido,
esta difícil
con eso de los ciclos.
Mis estados anímicos
me traen
a mal traer...
que si depresión,
que si eutimia,
que si euforia
-unidos a mi mala memoria-.
Pastillero, me decían...
-y no por gusto-
me meto
ocho pastillas al día.
Y digo yo...
-qué culpa tengo-
si me ha tocado
“la china”.
Y por lo que más lo siento
-es por eso del equilibrio-,
que siempre he buscado
-y nunca lo consigo-.
¡Me está vedado!
Pero yo sigo y sigo...
7-09-08
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En realidad nadie me ha llamado pastillero. En este poema lo que le quiero decir, sobre todo a gente muy próxima a mí -que no se creen que estoy mal y a algunos ni les importa (ni me preocupan), que por qué entonces me tomo tantas pastillas al día ¿por gusto?.
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jueves, 22 de enero de 2009
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