Cuántas veces
la soledad llama a mi puerta
y se instala
Unas pidiendo permiso
y otras no
Y me hago amigo de ella
y otras muy a pesar
me impone su compañía
en esos sentires
que oprimen y agobian
hasta asfixiar
Menos mal
que buscando o regalados
y como venidos de Los Cielos
llegan los cariños
del brazo de esas compañías
que agradan
librándonos de esa soledad
que llamó a la puerta
y se quería quedar
18/9/09
.
La soledad, unas veces es consentida y mi amiga y otras, no. . La compañia casi siempre se agradece, si es buena compañia, claro. Javier
Nota: La imagen fue tomada de internet.
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